Sin duda, una de las grandes preocupaciones de los hogares es el saber cómo ahorra en la luz. Para hacer un consumo más sostenible, y así lograrlo, la Unión Europea lanzó en 2021 una nueva clasificación energética de los electrodomésticos.
¿Qué es la etiqueta energética?
La etiqueta energética es un distintivo por el cual se categorizan, según su eficiencia en consumo de electricidad, los electrodomésticos que comparten función. Con ella el consumidor podrá saber qué electrodomésticos consumen menos y así ahorrar en la factura de la luz.
Se trata de una normativa de la Unión Europa, quien tiene el claro objetivo de promover un futuro sostenible. Por ello, obligan a todos los fabricantes a incluir la etiqueta en los productos de mayor consumo, y a las tiendas distribuidoras a mostrarlas sobre el producto correspondiente.
Así, veremos esta marca en los electrodomésticos que más consumen: frigoríficos y congeladores, frigoríficos para el almacenaje de vino (vinotecas), lavavajillas, lavadoras, levadora-secadoras, pantallas electrónicas, etc.
El cambio en la etiqueta energética
La clasificación energética de los electrodomésticos se implantó en 1995. Desde entonces, los únicos cambios que se habían introducido fueron las “A+”, “A++” y “A+++” para categorizar a aquellos electrodomésticos aun más eficientes que los denominados como “A”. Y así llegábamos a 2021.
Antigua clasificación energética:
- A+++: altamente eficientes
- A++: altamente eficientes
- A+: altamente eficientes
- A: eficiencia moderada
- B: eficiencia moderada
- C: eficiencia baja
- D: eficiencia baja
Pero esta clasificación quedaba anticuada. Las marcas avanzaban hacia la fabricación de productos más eficientes. De esta manera, se necesitaba crear nuevas categorías, y seguir sumando “+” a la “A” parece que carecía de demasiado sentido. Además, ya era difícil encontrar productos en las dos clasificaciones más bajas. Por ello, se decidió reestructurar la clasificación energética.
Cómo es la nueva clasificación energética de los electrodomésticos
La Unión Europa puso en marcha el 1 de marzo de 2021 una nueva normativa de codificación energética. Y, hasta el 1 de noviembre de ese año, estuvieron conviviendo la antigua y la nueva clasificación energética de los electrodomésticos. A partir de esta fecha, sólo podemos ver la nueva. La tradicional clasificación, tras 25 años vigente, dejaba paso a un etiquetado más simple, claro y actualizado a los tiempos. Etiquetado que, sin embargo, sí que mantiene los colores de la escala y una distribución visual similar.
Categorías de la nueva etiqueta de eficiencia energética
- A: altamente eficientes
- B: altamente eficientes
- C: altamente eficientes
- D: eficiencia moderada
- E: eficiencia moderada
- F: eficiencia baja
- G: eficiencia baja
Particularidades de la nueva clasificación energética
Esta adaptación de los niveles a las condiciones más actuales provoca que no exista una equivalencia total entre las dos etiquetas. El mismo electrodoméstico que estaba clasificado de la mejor forma (A+++), ahora lo encontremos en la letra C. Lo que no significa que su consumo haya variado, sino que existe la necesidad de más categorías para valorar una mejor eficiencia energética (las actuales A y B).
En este etiquetado además se añaden otros pictogramas para dar detalles importantes de rendimiento. Dependiendo del producto, podemos ver: consumo en kWh a escala, capacidades de volumen, gasto de agua, duración de programas, decibelios de ruido, etc. Además, algunos de estos parámetros vienen indicados con una subclasificación en forma de letras (de la A a la D).
Y, para ofrecer la posibilidad de acceder a más información sobre el electrodoméstico, se añade un código QR.
Beneficios del etiquetado energético
El consumo de electricidad es un gasto inevitable en la actual sociedad. Por supuesto, no podemos prescindir de electrodomésticos de primera necesidad como el frigorífico o la lavadora, pero también se hace complicado prescindir de algunas herramientas de ocio. Es difícil encontrar una casa sin, por ejemplo, una televisión.
Por ello hay que prestar mucha atención al consumo energético. La elección de electrodomésticos con una alta eficiencia energética y de la mejor tarifa de luz para el consumo habitual, es la mejor forma para ahorrar en electricidad.
Sólo centrándonos en la nueva etiqueta energética, podemos apreciar el ahorro con un ejemplo: el frigorífico, electrodoméstico que más consumo supone al hogar, pudiendo ser hasta el 15% del total. Un frigorífico de clase B podría gastar 20 euros al mes en luz, mientras que el mismo en clase G elevaría el consumo hasta los 70 euros.
Siempre hablamos en datos relativos, dado de que puede variar el consumo exacto del frigorífico y de la tarifa de luz escogida. Ahora, sólo bastará con hacer cálculos y comprobar cuánto se tardaría en amortizar un electrodoméstico que, aun siendo más caro, consume mucho menos.
Pero, al elegir productor de un menor consumo energético no sólo podrá ser una buena inversión económica. Además de ahorrar en luz, estaremos contribuyendo con un mundo más sostenible y respetuoso con el medio ambiente.